Un día llegamos atraídos por el viento, igual que vos, a este lugar de misterios. Otra vez volvimos, atrapados ya por sus encantos y así hasta quedarnos definitivamente instalados. Soñamos un lugar que fuera nuestra casa, pero que pudiera servir de posta a todos aquellos, que como nosotros, necesitaran un lugar de reparo donde retomar las fuerzas, donde componer los ánimos.

Al principio el sueño sólo era eso; pero vimos crecer nuestra casa, nuestra cocina amplia, nuestro living amoblarse de detalles especiales.

Los visitantes que llegan al pueblo tal vez logren descubrir el camino de acceso y entonces se encuentren en la posta del viento. No es sencillo, pero si la encuentran, los estaremos esperando. Nuestra casa tiene ventanales desde los cuales se puede mirar la montaña, el lago, los árboles, las estrellas en la noche y el viento, que seguro llega como otros a la hora del almuerzo o la cena.. “Que los visitantes que llegaran se sintieran cómodos”, fue desde el principio nuestro deseo; por eso fuimos disponiendo espacios, sillones, libros, buena música, para que una vez dentro, la calma fuera propicia.

El Dios del viento sopla su sabiduría ancestral y a través de sus designios va arrimando viajeros como vos, que sin saberlo, te estás acercando a una de las tantas postas que tiene el viento. No todos descubren el lugar. Es un sitio, enclavado en la cordillera andina, al que sólo se llega si se es guiado por el corazón,… y del cual , no se regresa totalmente. Disfrutar el paisaje, la belleza de las montañas, la paz de los lugareños… es descubrir Posta Huayra, y está en cada uno atreverse…como nosotros lo hicimos.

Nuestra posada cuenta con ocho confortables habitaciones con baño privado, cada una diseñada y pensada, para que usted disfrute al máximo de su estadía.

Tenemos habitaciones dobles (con camas separadas o matrimonial), triples, y una habitación mixta (dos dormitorios y un baño).

Nuestro objetivo es brindarles una atención cálida y personalizada a todos nuestros huéspedes.