A mediados de los años sesenta, un joven empresario, llega a la zona de San Clemente llevado por una pasión: la pesca.
Es que a esa región de nuestro Mar Argentino se la llama "el paraíso de la corvina", fama bien merecida por la excelencia y cantidad de pesca que ofrecen las aguas.
En 1974 decide que es hora de hacer algo mas que pescar fabulosas corvinas en San Clemente del Tuyú y al año siguiente, junto a un grupo de inversores compran un terreno para levantar un hotel.
Preveen un futuro turístico promisorio para el lugar, donde también ya se vislumbraba lo que luego sería Mundo Marino.

La inauguración del Gran Hotel Fontainebleau, con una fiesta inolvidable junto al mar, coincide con el resurgimiento de la democracia en la Argentina. En la inauguración están presentes además de los inversores, importantes personalidades de la zona, como el entonces Intendente Dr. Arturo Magadan, el Cura Párroco Isidro Fernández Blanco y el recién elegido Intendente Dr. Juan de Jesús.

El Gran Hotel Fontainebleau nació con un objetivo de excelencia en servicio. Para llevarlo a cabo la familia se ocupó personalmente de observar, evaluar y perfeccionar el servicio, adelantándose a las necesidades de los clientes y al tiempo turístico. Esta intención de mejorar continuamente hizo que le prestaran atención a un tema incipiente en aquel entonces: la organización de congresos, conferencias, seminarios y presentaciones de productos.

Las empresas comenzaron a realizar- en la década de los '80 esas actividades en sitios alejados de la city, donde se lograba mayor calidad de atención al estar inmersos en el tema convocante y en lugares distendidos, agradables y cómodos para el turista argentino e internacional.
El Gran Hotel Fontainebleau se conoció a la vanguardia entre los hoteles de la costa y en 1985 se realizó el primero de estos grandes eventos. Fue el convocado por la Asociación de Hoteles, Confiterías y Afines que trajo al Fontainebleau gente de todo el país.
En el 86-87 el Gran Hotel Fontainebleau recibió más de 800 personas para participar del Congreso de Ginecología y Obstetricia de la Provincia de Buenos Aires. Y en 1987 se realizaron la primeras jornadas de intendentes de la Provincia de Buenos Aires. A partir de entonces la zona de San Clemente concitó la atención de las empresas que encontraron en el Gran Hotel Fontainebleau el lugar ideal para sus reuniones.

Congresos de hotelería y de turismo se afincaron en el Hotel que, además, anualmente recibe las jornadas de trabajo del grupo de fundadores pertenecientes a la Fundación Vida Silvestre Argentina.

En el año 1995 el hotel abre sus puertas a la gran reunión que la Cinta Azul de la Popularidad realizó en honor de sus premiados. Y precisamente uno de los galardonados fue el Gran Hotel Fontainebleau.
Ese mismo año el hotel abrió sus salones para el 10º Congreso de Turismo, organizado por la Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires.

Durante 1996 el hotel realizó una fuerte inversión, en el proyecto de remodelación más importante desde su inauguración con vista a mejorar y ampliar la demanda turística.
En 1997 nuevamente galardonado con la Cinta Azul de la Popularidad, se realizó la cena de entrega de distinciones.

La exigencia de brindar el mejor servicio a un público de alto nivel, está satisfecha hoy con la más alta tecnología, traducida en nuevas cajas de seguridad en todas las habitaciones, cerraduras magnéticas, modernización de los ascensores y la instalación de un nuevo sistema de calefacción y agua caliente.

HABITACIONES Y RESTAURANTE
El Gran Hotel Fontainebleau es un establecimiento de 4 estrellas que es único en la zona, por su estructura, capacidad, equipamiento y la excelencia del servicio. Cuenta para el confort de su público con 71 habitaciones. Dobles matrimoniales, triples, cuádruples, departamentos para cinco o seis personas y suites.

Todas las habitaciones amplias y confortables, han sido decoradas con elegancia y pureza. Y están dotadas de los elementos que hacen agradable la estancia, tanto en verano como en el invierno, detalle de vital importancia cuando se trata de congresos, conferencias o seminarios que normalmente se realizan en la época invernal.

Pero lo cierto es que, en cualquier mes del año y con cualquier clima, desde sus amplios ventanales es posible disfrutar del paisaje marino, cautivante y atractivo.

El Gran Hotel Fontainebleau ofrece un servicio de calefacción central. Con el fin de lograr una mejor atención a los huéspedes y teniendo en cuenta que muchas veces se trata de asistentes a congresos o seminarios, que no pueden estar del todo desvinculados de su trabajo, cada habitación cuenta además, con cofres de seguridad individuales, TV color y teléfono con comunicación directa a la recepción. Servicio de fax, DDN y DDI.

CAPACIDAD DE ALOJAMIENTO
En total en el Gran Hotel Fontainebleau hay 60 habitaciones. Las comodidades se distribuyen de la siguiente forma:


14 dobles Twin
20 dobles matrimoniales
13 triples
5 cuádruples
3 departamentos quíntuples
4 departamentos séxtuples
1 Suite Presidencial



PERMANENTE RELAX
Un buen lugar para el relax, tomar sol -sin arena- y gozar de las "aguas serenas" es, sin duda la piscina del Gran Hotel Fontainebleau, que se comunica con el edificio principal por el hall de acceso del segundo piso sin acceder desde el exterior

La pileta es lo suficientemente grande para baños gratificantes y refrescantes. Tiene un sistema de recirculación y filtrado que puede realizarse en dos formas: la convencional y otra mas bonita a través de una cascada que deja caer el agua libremente sobre la pileta.

Alrededor de la piscina hay un buen lugar para tomar sol -el solarium- con cómodas reposeras, sillas y mesas, para darse el gusto de disfrutar del snack bar con sus bebidas frescas, reconfortantes y multicolores ensaladas y comidas Light.

SABORES A LA CARTA
Desde el desayuno, el Gran Hotel Fontainebleau se ocupa de mimar a sus huéspedes, sea que estén en tren de descanso o de trabajo con una reconfortante mesa para que cada uno se sirva de acuerdo con su paladar.

Frutas frescas, fiambres, tentadoras y crujientes medialunas para el desayuno clásico o yogures y cereales para la nueva onda natural, jugos, té, café y leche son algunas de las opciones que están al alcance de la mano, todas las mañanas del Fontainebleau.

El restaurante, al que acuden no solamente los huéspedes del hotel sino también público en general, ofrece una carta bien armada, con platos al gusto argentino. Por eso es posible disfrutar de algunos platos con frutos de mar, verduras en Quiches, crepes o ensaladas -recomendamos la "tibia de mollejas y puerros crocantes"-, pastas, pescados y carnes rojas y blancas. Las preparaciones son simples y exquisitas, que culminan con los postres que van desde una tulipa con mousse de tres colores sobre coulis de frutas rojas hasta genuina creme brule.

Una jornada playera intensa, la extenuante labor de investigación o el debate inevitable en toda "inmersión" de trabajo, merecen una gratificación a la hora de la comida. Por eso el restaurante del Gran Hotel Fontainebleau cuida no solamente la calidad de la cocina, sino también la selección y presentación de los platos.